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El único destino (The Only Road)

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About The Book

En esta absorbente y emocionante novela juvenil, Jaime de doce años emprende el peligroso y traicionero viaje que le transforma su vida de su hogar en Guatemala a Estados Unidos para vivir con su hermano mayor.

Jaime está sentado en su cama dibujando cuando oye un grito. Sabe inmediatamente que su primo hermano y mejor amigo, Miguel, está muerto.

Todos en el pequeño pueblo de Guatemala donde Jaime vive conocen a alguien que ha sido asesinado por los Alfas, una pandilla poderosa que es conocida por su violencia y por el tráfico de drogas. Aquellos que rehúsan trabajar para ellos son atacados o asesinados como Miguel. Jaime y su prima Ángela, la hermana de Miguel, temen que ellos van a ser los próximos. Solamente hay un camino para ambos. Deben de salir huyendo de su hogar en Guatemala para irse a vivir con el hermano mayor de Jaime en Nuevo México.

Inspirada en hechos actuales, El único destino es la historia de un niño que siente que abandonar su hogar y emprender esta travesía es su única oportunidad para tener mejor calidad de vida. Es una historia de pánico y de valentía, de amor y de pérdida, donde personas extrañas se convierten en familia en el viaje peligroso que le cambia la vida a un niño.

Excerpt

Capítulo Uno CAPÍTULO UNO
De la cocina vino un grito penetrante. El lápiz de colorear verde se le resbaló de la mano haciendo una raya sobre el dibujo de una lagartija que había casi terminado y en el cual Jaime Rivera llevaba trabajando casi media hora. De un salto, se puso de pie, lo cual hizo que se sintiera mareado a consecuencia de la fiebre que no le había permitido ir a la escuela esa mañana. Su visión demoró unos segundos en aclararse mientras se agarraba de la ventana sin cristal en la cual ya no estaba la lagartija que le había servido de modelo. Respiró profundamente antes de irrumpir en la cocina. El llanto sonaba más fuerte.

No, no, no, por favor que no. De ninguna manera podría ser, pensó. Tenía que ser otra cosa.

—¿Qué…?—Jaime paró en seco. Mamá estaba desplomada sobre la mesa plástica llorando en sus brazos. Papá estaba parado detrás de ella con una mano sobre su espalda. Aunque estaba callado sus anchos hombros estaban hundidos y lucía tan afligido como ella.

Al oír a Jaime entrar, mamá se incorporó. Tenía el maquillaje negro, marrón y canela corrido en su cara, que siempre estaba perfectamente maquillada. Lo haló hacia ella y lo sentó en sus piernas aguantándolo fuertemente como si tuviera dos años en vez de doce. Los brazos fuertes de papá los envolvieron a los dos.

Jaime se fundió en el abrazo de sus padres. Pero solamente por unos segundos. La incertidumbre apretaba su estómago en un nudo. Aquello que él había temido por mucho tiempo había sucedido. Él se había convencido a sí mismo que eso no podía suceder porque él no tenía nada que ofrecerle a ellos. Pero ellos no estaban de acuerdo y lo habían expresado claramente hacía dos semanas. Ojalá que él estuviera equivocado y que no fuera eso.

Volvió a recordar el incidente que había sucedido dos semanas atrás cuando su antiguo amigo Pulguita llamó a Jaime y a su primo hermano Miguel mientras ambos caminaban hacia su casa después de la escuela.

—¿Qué querrá? —Jaime preguntó entre dientes.

—No sé, pero por lo menos está solo —Miguel miró de un lado al otro del camino de tierra antes de cruzarlo. Jaime hizo lo mismo. Por lo que él veía, ellos no estaban por ahí.

Miguel paró a unos metros del muchacho. Jaime cruzó los brazos sobre su pecho manteniendo la distancia entre él y el que había sido su amigo.

Pulguita se recostó contra una pared deteriorada. Su pelo negro y peinado hacia atrás le daba la apariencia de un niñito tratando de ser como su papá. A los catorce años y sin posibilidad de crecer más era mucho más bajito que Jaime y Miguel, quienes tenían dos años menos que él. Pero su estatura no era la única razón por la cual lo llamaban Pulguita.

—¿Qué? —preguntó Miguel apenas abriendo la boca.

Pulguita levantó sus brazos en el aire como si no entendiera por qué había tanta hostilidad y se rió. Aun de lejos, el olor a cigarrillo y a alcohol envolvía el aliento de Pulguita. —¿No puede un chico platicar con sus compas?

—No —contestaron Jaime y Miguel. No cuando ese chico era Pulguita y se había convertido en uno de ellos.

Hasta el año pasado, Jaime y Miguel habían jugado con el pequeño chico sucio. Pero después empezaron a faltar cosas de la casa: primero fueron unos plátanos del patio y tortillas envueltas en un paño, después unos zapatos nuevos y los lápices de colorear de Jaime, que habían sido su regalo de cumpleaños. Jaime y Miguel dejaron de invitar a Pulguita a sus casas y éste se buscó nuevos amigos.

Ahora la ropa de Pulguita estaba inmaculada. Desde su camiseta blanca sin mangas y sus pantalones cortos azules de fútbol, hasta sus medias blancas que le ceñían las piernas y sus zapatos Nike; todo era nuevo y limpio. Sacó de su bolsillo su último modelo de iPhone y lo dio vueltas en sus manos cerciorándose de que los primos lo estaban observando. Jaime definitivamente lo notó. El único teléfono que había en la familia pertenecía a tío Daniel, el papá de Miguel. Él lo compartía con toda la familia, pero era un teléfono antiguo que se doblaba a la mitad.

Pulguita se dirigió a Jaime con una mueca en sus labios. —Vi a tu mami el otro día cargando una canasta de ropa pesada que había lavado. Parece que la pierna le sigue doliendo.

—No metás a mi tía en esto —Miguel se acercó a Pulguita con los ojos brillándole. Éste ignoró la amenaza y siguió jugando con su teléfono.

—Sería bueno, ¿no? Si no tuviera que trabajar tanto. Si ella pudiera descansar frente a la tele con la pierna en alto. Ustedes fueron muy buenos conmigo y yo quisiera ayudarlos.

—No necesitamos tu ayuda —respondió Jaime aunque estaba intrigado. Mamá era una adolescente cuando se fracturó la pierna y se la habían arreglado mal. Cojeaba poco cuando caminaba pero esta fractura le impedía hacer trabajos en los que tenía que estar de pie o sentada todo el día. Ella ganaba casi nada lavando y planchando ropa para señoras ricas. Papá trabajaba en una plantación de cacao, ganando apenas lo necesario para mantenerlos en una pequeña casita de dos piezas: una para dormir y la otra era la cocina. La letrina, por supuesto, estaba afuera.

Si tuvieran un poquito más de dinero sus padres no tendrían que trabajar tan duro. Podrían vivir mejor. Pero no iba a ganar dinero de la forma en que Pulguita les estaba ofreciendo. No valía la pena.

¿Verdad?

Pulguita sonrió como si se estuviera burlando de ellos. —Ustedes van a cambiar su llanto. Algún día van a querer nuestra ayuda.

Nuestra ayuda. Jaime repetía estas palabras en su mente. Su estómago se le retorció al pensar en lo que Pulguita y sus nuevos amigos esperaban a cambio de su ayuda.

—No mientras tus peos no huelan a jazmín —le respondió Miguel. Jaime asintió. No podía hacer más nada.

Pulguita se encogió de hombros, marcó un código en su teléfono y se lo puso en el oído. Metió la otra mano en el bolsillo y se alejó con aire arrogante.

Jaime había tratado de olvidars la confrontación con Pulguita hasta ahora en la cocina, con su madre llorando y sus padres abrazándolo.

Algo estaba mal. Horrendamente mal. Y él tenía el presentimiento de que sabía lo que era.

Su cuerpo se puso tenso para poder separarse del abrazo de su mamá, pero esto hizo que ella lo apretara más fuerte.

—Ay, Jaime, mi ángel, ¿qué haría yo sin vos? —exclamó entre sollozos.

Mamá lo soltó para mirarlo. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Su pelo oscuro y rizado estaba mojado y con nudos alrededor de su cara. Jaime le apartó un mechón de pelo de los ojos. Esto era algo que ella le hacía a él cuando era pequeño y estaba molesto.

Ella respiró profundamente dos veces antes de mirarlo a los ojos marrones. —Es Miguel.

Jaime se levantó del regazo de su mamá. Papá trató de sujetarlo pero él se soltó. Volvió a sentirse mareado al igual que cuando estaba en el cuarto.

Miguel tiene gripe. Jaime trató de convencerse a sí mismo. Él mismo había estado bastante enfermo esta mañana. Eso era. Miguel tenía una gripe muy mala.

Pero esto no explicaba por qué mamá estaba llorando y lo miraba como si fuera la última vez que lo iba a ver.

—¿Qué pasó? —Las palabras casi lo ahogan.

Mamá desvió la mirada. —Está muerto.

—¡No! —dijo, aunque él había tenido el presentimiento de que esta posibilidad podía ser verdad. No Miguel, su primo hermano valiente, su mejor amigo.

—Estaba caminando por el Parque de San José después de la escuela. Y… —mamá respiró profundamente— los Alfas lo acorralaron.

Claro, ellos. Jaime apretó los brazos alrededor de su cuerpo tratando de parar el temblor que lo invadía. El dolor de garganta le hacía muy difícil respirar o tragar. Él y Miguel atravesaban el pequeño Parque de San José dos veces al día yendo y regresando de la escuela. De noche ese parque estaba lleno de borrachos y drogadictos pero de día era bastante seguro pues había siempre mucha gente transitando por ahí.

Era seguro. Ya no.

—¿Cómo… fueron? ¿Qué? —Le costaba trabajo pronunciar las palabras. Su mente estaba confusa.

Mamá volvió a llorar. Como ella no podía hablar, papá contestó: —Seis o siete pandilleros lo acorralaron. Incluyendo a Pulguita.

Por supuesto, Pulguita. Y esta era la forma en que el insecto desgraciado inferior los iba a ayudar.

Papá continuó: —Hernán Domingo estaba caminando por el parque y lo vio todo. Los Alfas le dijeron a Miguel que él sería una ventaja para ellos si se unía a la pandilla. Pero Miguel dijo que lo dejaran en paz. Entonces comenzaron a golpearlo.

—Pará —Jaime no quería oír más. En su mente veía a los miembros de la pandilla Alfa. Algunos grandes y robustos, otros delgados y muy ligeros, y Pulguita tan pequeño como para ser aplastado. Todos golpeando y pateando a Miguel hasta que cayó a la tierra. Si él hubiera podido estar con Miguel…

—No había forma de pararlos —papá continuó como si hubiera sabido lo que Jaime estaba pensando. —Si Hernán o alguna otra persona hubiera tratado de interferir, le hubieran dado un tiro en la cabeza como hicieron con José Adolfo Torres, Santiago Ruiz, Lo…

Jaime dejó de escuchar. Él sabía los nombres de aquellos, muchachos mayores que habían ido a la escuela con él, otros, hombres con esposas e hijos. Aquellos que habían enfrentado a la pandilla, y que ahora estaban todos muertos.

Muertos, como Miguel. Su primo había pasado por la casa esa mañana. Estaba emocionado con su tremenda sonrisa torcida por la beca que había conseguido para estudiar en la prestigiosa escuela prevocacional que estaba en la ciudad a veinte kilómetros de ahí. Siempre quiso ser un ingeniero. El disgusto que sintió cuando se enteró de que Jaime estaba enfermo y que no podía caminar con él a la escuela desapareció cuando sacó cuenta de todas las personas a las cuales les iba a contar la buena noticia.

Una culpa se encendió como fuego por su pecho y no pudo respirar. ¿Por qué Miguel? ¿Por qué no él? Sintió que se ahogaba en la cocina aún cuando una brisa húmeda entraba por la ventana sin cristal. Era su culpa.

La pandilla era muy conocida en este pequeño pueblo de Guatemala y en otros pueblos cercanos. Niños más jóvenes que Jaime estaban adictos a la cocaína que los Alfas les suplían. Los dueños de las tiendas tenían que pagarle a los Alfas por protección, la protección era contra ellos mismos. Protección para evitar ser robados o asesinados si se rehusaban.

Ay, Miguel.

Jaime se agachó en el piso de tierra y ocultó el rostro entre sus brazos. Si él no hubiera estado enfermo esa mañana. Si él hubiera caminado con Miguel por el parque como siempre. ¿Hubiera podido evitar que los atacaran? Dos contra seis era mejor que uno contra seis. Pero Jaime nunca había sido bueno peleando. ¿Hubiera sido más fácil aceptar lo que le proponían? Vender drogas en las calles, exigir «protección» a los habitantes del pueblo, asesinar a aquellos que rehusaban o se atravesaban en su camino. No, él no hubiera podido hacer eso como tampoco hubiera podido enfrentarse a los Alfas.

Él nunca había sido valiente como su primo.

—Mirá —dijo mamá, con un tono de voz cariñoso. Jaime levantó la mirada desde el piso donde se había agachado. Mamá había puesto el café sobre la candela y se había limpiado la cara. Sus ojos estaban aún rojos y se veía cansada y vieja. Le ofreció una taza de café con leche. Como si esto pudiera ayudar.

Recibió la taza de cerámica entre sus manos como si fuera un día frio en vez de un día sofocante. Respiró profundamente. Él había estado con Miguel cuando Pulguita había hecho su oferta.

—¿Seré yo el próximo?

Sus padres no lo miraron. Mamá comenzó a llorar de nuevo y papá sacudió la cabeza. Le habían contestado.

—Yo no me quiero morir. Pero tampoco quiero matar a otras personas. ¿Qué puedo hacer? —Jaime le preguntó a la taza de café que sostenía en sus manos como lo haría con unas hojas de té una bruja que te dice el futuro. Ni la taza de café ni sus padres le respondieron.

No había nada que él pudiera hacer. Nadie se escapaba de los Alfas.

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Una guía para la lectura en grupos

El único destino

por Alexandra Díaz

El tema del libro

Jaime Rivera de doce años y sus primos hermanos, Miguel y Ángela, pertenecen a una familia muy unida en Guatemala. Pero cuando asesinan a Miguel por rehusar unirse a una pandilla local que está envuelta en el tráfico de drogas, la familia se ve forzada a tomar una decisión desgarradora. Los Alfas les han mandado un mensaje diciendo que si Jaime y Ángela se quedan en Guatemala ellos van ha ser los próximos. La familia no tiene más remedio que mandar a sus hijos a cruzar la frontera con México y después la de los Estado Unidos para vivir con el hermano mayor de Jaime. El viaje es muy difícil y peligroso pero tienen la esperanza de tener una vida mejor y el amor de su familia les da el valor que necesitan para escapar.

Preguntas para discutir

1. Consideren el título del libro. ¿Qué hace que Jaime y Angela tengan que salir de Guatemala?

¿Por qué sus padres consideran que esta opción es la única que tienen? ¿Qué otras opciones ustedes creen que ellos tienen?

2. ¿Quienes son los Alfas? ¿Por qué tienen tanto poder en el pueblo de Jaime? ¿Por qué sus padres no pueden reportar a los Alfas a la policía?

3. ¿Qué se llevan Jaime y Ángela con ellos en sus mochilas? ¿Si ustedes tuvieran que dejar sus hogares con solamente una mochila, qué se llevarían con ustedes?

4. ¿Qué sacrificios tienen que hacer la familia de Jaime y Ángela para que sus hijos puedan escapar de los Alfas?

5. ¿Qué papel desempeña el arte en la vida de Jaime? ¿Como ayuda a Jaime el arte para poder llegar a los Estados Unidos? ¿Tienen ustedes en sus vidas algo similar a la pasión que tiene Jaime por el arte?

6. ¿Como conocen Jaime y Ángela a Xavi, Rafa, y Joaquín? ¿Por qué deciden viajar juntos?

7. Las características indirectas le enseñan al lector como es un personaje por la descripción de su vocabulario, sus pensamientos, su efecto en los demás, sus acciones, y como luce. ¿Cómo describe la autora a El Gordo para demostrar que no es una persona buena?

8. Los muchachos llaman a la perra que Xavi rescató Vida. ¿Por qué ustedes creen que Ángela ayuda a salvarle la vida a Vida aunque ella le tiene miedo a los perros? ¿Como Vida ayuda a proteger a Jaime y a Ángela?

9. ¿Por qué ustedes creen que la autora decidió incluir descripciones reales de violencia en esta historia? ¿En la opinión de ustedes que parte del viaje fué él que más miedo dió? ¿Como pudieron Jaima y Ángela sobrevivir esta parte de su viaje?

10. En el viaje Jaime y Ángela conocen a muchas personas que están tratando de inmigrar a los Estados Unidos. ¿Cuáles son algunas de las razones por las cuales la gente tiene que dejar sus hogares y arriesgarse a hacer el viaje peligroso a través de la frontera?

11. ¿Cuál es el secreto de Joaquín? ¿Mirando hacia atrás había algunas señales que presagiaban que Joaquín estaba escondiendo algo? ¿Por qué Joaquín sentía que era necesario viajar disfrazado?

12. Jaime y Ángela conocen a varias personas que los ayudan durante su viaje. Describan a cada una de las personas que los ayudan. ¿Qué creen ustedes que motiva a cada una de las personas que los ayudan?

13. Ésta es una novela sobre pérdida y descubrimiento. ¿Cuales son las pérdidas de Jaime y Ángela? ¿Qué descubren ellos en el proceso?

14. ¿Si ustedes tuvieran que hacer un viaje como el que hicieron Jaime y Ángela creen que lo pudieran hacer? ¿Cuál sería la parte más difícil?

15. ¿Qué creen que sucedió con Jaime y Ángela al finalizar de la novela? Imagínense que ellos se matriculan como estudiantes en su escuela. ¿Qué les dirían ustedes?

16. Hay varias palabras que describen a las personas que tienen que dejar sus hogares para vivir en otro país: trabajador migrante, inmigrante, refugiado, extranjero, ilegal. ¿Cuales son las connotaciones y las definiciones de cada una de estas palabras? ¿Cual de estos términos ustedes creen que describen a Jaime y a Ángela? Expliquen lo que escogieron.

17. Después de que pierden a Xavi, Ángela quiere desistir del viaje y regresar a Guatemala. ¿Por qué siguen? ¿Si ustedes estuvieran en la situación de Jaime y de Ángela hubieran seguido en el viaje o hubieran desistido?

18. ¿Por qué ustedes creen que Ángela y Jaime logran llegar a Estados Unidos? ¿Es el resultado de suerte (el destino), sus propias decisiones (el libre albedrío), o una combinación de las dos cosas?

19. ¿Antes de leer El único destino que sabían ustedes sobre inmigración? ¿Cómo cambió su comprensión sobre este tema después de leer sobre el viaje de Jaime y Ángela?

Otras Actividades

1. En la nota de la autora Alexandra Díaz escribe: «Las personas que están desesperadas por emigrar hoy en día se enfrentan a muchos peligros y gastos y corren el riesgo de que los capturen y los manden de regreso a su país. Es un conflicto triste mundial que me afecta a nivel personal y el cual no tiene una solución fácil.» Investiguen este tema. ¿Qué medidas ustedes creen que los Estados Unidos deben de tomar con respecto a la inmigración? ¿Qué podemos hacer para ayudar a las personas que se ven forzadas a abandonar sus hogares porque temen por su seguridad?

2. Durante la novela Jaime usa el arte como una forma de procesar y documentar sus experiencias. Usando la novela como inspiración pinten algunos de los dibujos que Jaime hizo en su cuaderno.

3. Usando la novela como guía hagan un mapa del viaje de Jaime y Ángela. Conéctense al Internet usando un programa como Google Earth para investigar y construir su mapa.

4. En su viaje Jaime y Ángela conocen a personas de otros países latinoamericanos como El Salvador y México. Los padre de la autora, Alexandra Díaz, emigraron de Cuba. Escojan un país de Latinoamérica para estudiar y preparar un reporte sobre la cultura, la geografía, el sistema de gobierno, y la historia de ese país.

5. El amor y el talento de Jaime por el arte es una fuente de consuelo y de supervivencia. Su apellido es el mismo del famoso pintor latinoamericano Diego Rivera. Estudien el arte de Rivera o de su esposa Frida Kahlo. ¿Cuáles son sus cosas favoritas de las pinturas de ellos? Traten de crear sus propias pinturas en el estilo de cualquiera de los dos.

6. El viaje de Jaime y Ángela sigue los pasos arquetípico del Viaje del Héroe. Estudien el Viaje del Héroe y expliquen como el viaje de Jaime y Ángela siguen los mismos pasos.

7. Aunque El único destino es ficción está basado en la realidad. Al final del libro Díaz provee una bibliografía y una lista de recursos para más información. Comparen la novela con una historia real sobre inmigración. Discutan los pros y los contras de usar ficción en lugar de la realidad para informar a los lectores sobre el tema de inmigración.

8. En la clase hagan una lista de todos los países que ustedes conocen en los cuales el español es la lengua materna. ¿Cómo se diferencian estos países en relación a su geografía, historia y su cultura? Hagan una lista de los 21 países donde se habla español y asignen a cada estudiante uno de esos países para estudiarlo. Usando el modelo del mundo de Epcot creen su propio modelo en el salón de clase para resaltar y celebrar la diversidad de la historia, geografía, y cultura de cada uno de esos países.

Esta guía fué preparada por Amy Jurskis, del Departamento de Inglés de Oxbridge Academy y traducido por Alexandra Diaz y Lillian Corvion.

Simon & Schuster provee esta guía para ser utilizada en los salones de clases, las bibliotecas, y los grupos de lectura. Puede ser reproducida en su totalidad o en partes para estos propósitos.

About The Author

Owen Benson

Alexandra Diaz is the award-winning author of The Only Road, The Crossroads, Santiago’s Road Home, and Farewell Cuba, Mi Isla. The Only Road was a Pura Belpré Honor Book and won the Américas Award for Children’s and Young Adult Literature, as well as numerous other accolades. Santiago’s Road Home was an International Latino Book Award gold medalist and an ALA Notable Children’s Book. Farewell Cuba, Mi Isla was a Kirkus Reviews Best Book of the Year, received the Teacher’s Favorites Award from the Children’s Book Council, and received starred reviews from Kirkus Reviews and School Library Journal. Alexandra is the daughter of Cuban refugees and a native Spanish speaker. She lives in Santa Fe, New Mexico, but got her master’s in writing for young people at Bath Spa University in England. Visit her at Alexandra-Diaz.com.

Product Details

  • Publisher: Simon & Schuster/Paula Wiseman Books (December 6, 2016)
  • Length: 336 pages
  • ISBN13: 9781481484428
  • Ages: 8 - 12

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  • International Latino Book Award Honorable Mention
  • Tejas Star Reading List (TX)

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